La cirugía oral se realiza bajo anestesia local, sedación consciente o anestesia general, por lo que no deberías sentir dolor durante el procedimiento. Sin embargo, es normal experimentar molestias o hinchazón durante el proceso de recuperación, que se controlan con analgésicos y cuidados postoperatorios.
Aunque generalmente es segura, los riesgos incluyen:
El tiempo de recuperación varía según el tipo de procedimiento y la salud del paciente. Por ejemplo:
Procedimiento para eliminar los terceros molares cuando no tienen suficiente espacio para erupcionar correctamente, lo que puede causar dolor o daño a los dientes adyacentes.
Colocación de tornillos de titanio en el hueso maxilar o mandibular para sostener coronas, puentes o prótesis dentales, mejorando tanto la función como la estética oral.
Procedimientos para corregir malformaciones o desequilibrios en la mandíbula y cara, mejorando la función masticatoria, la fonética y la apariencia facial.
Remoción de quistes, tumores o lesiones dentro de la boca o maxilares para prevenir complicaciones mayores y preservar la salud oral.
Procedimientos destinados a tratar enfermedades de las encías, como la periodontitis, mediante técnicas como el curetaje o la cirugía de regeneración ósea.
Eliminación quirúrgica del frenillo (membrana que conecta la lengua o labios al paladar o encías), utilizada en casos de frenillo corto que puede afectar la fonación o la movilidad oral.
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